Cada año, dos mil personas reciben, en nuestro país, un diagnóstico por carcinoma avanzado de células renales (CCR), el tipo más frecuente de cáncer de riñón. Y, uno de los principales problemas entorno a la enfermedad, es el momento en el cual se la detecta: entre 20 y 30 por ciento de los casos se conocen en una etapa avanzada, de metástasis.
La novedad es que, desde ahora, Argentina cuenta con una nueva opción de tratamiento para personas que reciben el diagnóstico cuando la enfermedad ya se encuentra muy desarrollada. Se trata de una terapia doble que, por un lado, estimula al sistema defensas del propio organismo para atacar a las células tumorales, y, por otro, impide el crecimiento del tumor. Nuestro país es el segundo del mundo, luego de Estados Unidos, en sumar este “combo” de fármacos que demostró reducir un 31 por ciento el riesgo de avance de la enfermedad o muerte en este tipo de cáncer.
El tratamiento, desarrollado por las farmacéuticas Merk y Pfizer, consiste en la administración de dos drogas, avelumab (inmunoterapia) y axitinib (terapia dirigida). La primera actúa “entrenando” al sistema inmune para que reconozca a las proteínas -antígenos- que genera el tumor, mientras que la segunda se encarga de frenar la formación de nuevos vasos sanguíneos que nutren a las células del tumor y que, por lo tanto, son fundamentales para el crecimiento y expansión de la enfermedad.
“Se ha demostrado fehacientemente que la actividad conjunta de ambas medicaciones logra una sinergia que permite alcanzar altas tasas de respuesta, muchas de ellas duraderas, con importantes resultados a favor de aquellos pacientes que transitan por este estadio de la enfermedad. Ofrece además mejor tolerancia que los anteriores tratamientos, lo que representa un beneficio en términos de calidad de vida”, expresó Juan José Zarbá, Jefe del Servicio de Oncología del Hospital Zenón Santillán de Tucumán y profesor en la Universidad Nacional de Tucumán.
En el último ensayo clínico de la terapia doble, la tasa de respuesta objetiva -la reducción efectiva del tumor- se duplicó en la población tratada con esta estrategia frente a la estándar, con la droga sunitinib (51,4 contra 25,7 por ciento), en un seguimiento de 19 meses.
“El 51 por ciento de los pacientes tienen una disminución de 30 por ciento o más de su metástasis, eso indica (que las células tumorales) han sido destruidas. Y después hay otro 20-30 por ciento de pacientes que tienen estabilidad de su enfermedad, ni crece ni se achica. Ya no avanza más. Alrededor del 80 por ciento de los pacientes tienen algún grado de respuesta de su tumor a la terapia”, dijo a Diario Vivo Juan Pablo Sade, médico oncólogo de la Unidad Genito-Urinaria del Instituto Alexander Fleming y del Hospital Universitario Austral.
Si bien hasta el momento solo tres personas han sido tratadas con este nueva nueva estrategia terapéutica en nuestro país, progresivamente el “combo” de fármacos debiera ir reemplazando a la terapia estándar. Las drogas están indicadas para la primera línea del tratamiento en personas cuya enfermedad ya se encuentre avanzada, o sea, que se haya extendido más allá del riñón.
La llegada de la nueva terapia se enmarca en un desarrollo general de nuevas drogas que aumentan las posibilidades terapéuticas, más allá de la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. En este sentido, la inmunoterapia encabeza las últimas novedades en tratamientos de distintos tipos de cáncer y que, según Sade, todavía no tiene techo.
“Estamos en el piso, se abre un abanico de posibilidades infinitas. En un tiempo no muy prolongado no va a haber una sola enfermedad oncológica que no sea tratada con inmunoterapia”, aseguró.
Factores de riesgo y a qué síntomas prestarles atención:
Son factores de riesgo para desarrollar cáncer renal el tabaquismo, la obesidad y la hipertensión arterial. Se diagnostica generalmente entre los 50 y los 70 años, con mayor predominancia en el sexo masculino (promedio 55 años, y los principales síntomas que permiten sospecharlo son dolor persistente al costado del abdomen o en la espalda baja, un bulto en aquellas zonas, sangre en la orina, descenso involuntario de peso, pérdida de apetito, fiebre persistente no causada por una infección, fatiga y anemia.