Organizaciones civiles cuestionaron la reforma tributaria, al entender que las modificaciones que introducirá no limita el consumo de productos no saludables.
“Cigarrillos, bebidas azucaradas y bebidas alcohólicas son los productos alcanzados por la norma. Su consumo es un factor de riesgo de las enfermedades no transmisibles que, en la Argentina, causan la muerte de 6 de cada 10 personas”, señalaron, a través de un comunicado, Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC) y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) alertan sobre las debilidades de la medida fiscal impulsada por el gobierno y solicitaron mejorarla para que tenga impacto en la protección de la salud.
Si bien la medida fue anunciada como una política alineada a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, las organizaciones encontraron puntos del proyecto que ponen en duda su impacto en la reducción del consumo de estos productos no saludables. Uno de los ejes más críticos es la modificación en materia de productos de tabaco. “Se propone una reducción de la alícuota de impuestos internos a los cigarrillos del 75 por ciento al 70 por ciento que podría implicar una baja de los precios y, en consecuencia, un aumento del consumo. Según las estimaciones que realizamos, si la industria tabacalera decidiera trasladar a los precios esta reducción del impuesto, el precio de los cigarrillos podría bajar en un 15 por ciento”, señaló Belén Rios, codirectora ejecutiva de FIC Argentina. En este sentido, la reforma va en contra de medidas implementadas con anterioridad que establecieron un aumento del 60 por ciento al 75 por ciento de los impuestos internos a los cigarrillos y tuvieron un impacto en la reducción del consumo de este producto.
En el caso de las bebidas no alcohólicas, una medida auspiciosa como el incremento del tramo azucarado se ve acompañado por un componente preocupante que propone reducir del 8 por ciento al 0 por ciento los impuestos a las bebidas edulcoradas, siempre que no tengan azúcar agregada. Esta decisión es riesgosa dado que no es aconsejable promover el consumo de edulcorantes por su efecto potencialmente obesogénico. Por otro lado, la modificación propuesta genera un margen de maniobra para que la industria no traslade el aumento de los impuestos a precios o lo haga parcialmente.
“Avanzar en una legislación que promueva consumos saludables es celebrado desde una mirada de política sanitaria. Sin embargo, en lo que refiere a bebidas azucaradas, la medida propuesta debe contemplar los posibles ajustes de la industria, quienes pueden compensar y anular los efectos positivos de la medida mediante subsidios cruzados entre productos de la misma marca”, afirman desde el Área de Economía del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES).
En bebidas alcohólicas, por su parte, el gobierno dio marcha atrás con la alícuota inicial propuesta para vinos, cervezas y espumantes a raíz de la fuerte oposición de los sectores ligados a estos productos. De esta manera, el proceso de diseño de la política estuvo interferido por los intereses de las industrias involucradas, quienes lograron desviar el rumbo de la medida.
Dado que la propuesta de reforma se encuentra en el Congreso para su discusión, FIC Argentina y CEDES realizaron un documento con recomendaciones para mejorar la propuesta, buscando que la misma se encuentre en consonancia con lo que establecen los estándares internacionales. “Estamos ante una oportunidad histórica de avanzar con medidas fiscales que prevengan algunos de los principales factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles. Desde la sociedad civil esperamos que se recojan nuestras recomendaciones, y nos encontramos a disposición para colaborar en la mejora de la iniciativa parlamentaria”, concluyeron los especialistas.